Por Jonathan Drori, con ilustraciones de Lucille Clerc

Los árboles figuran entre los compañeros más constantes y más variados de la humanidad. Desde el baniano sagrado de la India hasta el fragante cedro del Líbano, nos ofrecen refugio e inspiración (por no mencionar las materias primas para la fabricación de todo tipo de artículos, desde aspirinas hasta seda, lanzaderas espaciales o líneas telefónicas).

En La vuelta al mundo en 80 árboles, Jonathan Drori viaja a través del tiempo y de las culturas aportando datos científicos actualizados para demostrar que los árboles desempeñan un papel en todos los ámbitos de la vida humana.Sus historias abarcan desde lo romántico hasta lo lamentable. Algunas iluminan sorprendentes relaciones históricas entre las personas y especies aparentemente familiares, como el olmo y el haya. Otras muestran lo exótico y lo extraordinario, como el explosivo jabillo o el curioso árbol de la Polinesia, que acumula una enorme cantidad de metal.

Cada una de estas historias, sorprendentes y reales, pobladas de monjes que se automomifican, cabras que trepan a los árboles y frutos radioactivos, está ilustrada por Lucille Clerc. Así, el lector disfrutará de un viaje tan hermoso como revelador.

Fragmento del libro:

La encina procede de países que limitan con la costa mediterránea norte, y resulta especialmente abundante en España. Se trata de un árbol majestuoso y sólido con una enorme copa de ramas muy frondosas. Su corteza, de color gris carbón, se rompe en pequeñas placas irregulares. las hojas ovaladas se parecen a las del acebo (ilex en latín), de donde toma su nombre. A veces son espinosas cuando son jóvenes; el haz de las hojas es notablemente oscuro y, lo que no resulta habitual para un árbol de este tipo, son perennes. Las hojas viejas caen unos dos años después de que salgan las nuevas. El follaje se encuentra bien adaptado a los climas secos. El envés de las hojas, de color gris, se halla cubierto de pelitos finos que reflejan la luz y atrapan una capa de aire inmóvil junto a la hoja, reduciendo así la evaporación. […]

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