LA VENTA DE MARCELINO CUMPLE 100 AÑOS EN EL PUERTO DE COTOS

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Por Gonzalo Pernas Frías

Venta Marcelino es uno de los puntos de referencia más conocidos del Guadarrama y el guadarramismo, incluso en nuestra sierra de ahora, cada vez menos pródiga en estampas invernales. No es algo que haya influido negativamente en la concurrencia, bien al contrario, aunque esto no siempre se traduzca en el mero negocio, puesto que —frecuentemente— el local hace las veces de resguardo de montañeros. Que no nieve tanto como desde las próximas estaciones de Valdesqui y Navacerrada se quisiera, o como a la desaforada afición de esquiadores de travesía le gustaría, no ha frenado la imparable afluencia en el Puerto de Cotos; una situación muy distinta a la de los primeros años, en la década de los veinte del siglo pasado; concretamente a partir de 1924.

En su centenario ahora, el establecimiento se ha convertido en un punto importante de información sobre meteo y condiciones, tanto por las webcams de su entorno como por las publicaciones de sus propias redes sociales. También suele informar sobre el estado del tráfico y compartir algunas previsiones sobre la hora a la que el parking del Puerto de Cotos —frente a la propia venta, como se sabe— cuelga el cartel de completo. Esto último sucede cada vez más pronto, pero cien años dan para mucho cambio: transformaciones paisajísticas y climáticas, pero también relacionadas con la evolución de los deportes de montaña, con los planes de gestión ambiental de distintos modelos administrativos o con los recientes problemas de masificación. El Guadarrama está en continua transformación, y este lugar lo ha venido atestiguando desde su corazón, a los pies de su montaña más icónica, Peñalara.

Un montón de décadas antes de que se convirtiera en el sitio de paso que es hoy, lo que naciera como un ventorrillo segoviano de montaña iba a correr la misma suerte que el propio puerto: las obras del Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama comenzaron a finales de 1919, comenzando a funcionar la línea en el verano de 1923 hasta Navacerrada, e inaugurándose el tramo hasta Cotos en 1964. Una gran demanda de viajeros supero rápidamente las posibilidades del novedoso servicio de transporte, así que, de esta área del que es el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama desde 2013, se puede decir que lleva su buen siglo muriendo de éxito. Como anécdota, en las inmediaciones de la venta se rodó parte de la película Hora cero: operación Rommel (León Klimovsky, 1969); solo una de las muchas curiosidades y circunstancias, quizá no siempre felices, que la hostería ha debido de atestiguar.

Más allá de estas pocas notas históricas, Venta Marcelino se ha implicado en eventos deportivos organizados por la propia Federación Madrileña de Montañismo, y en muchas otras actividades relacionadas con clubes y —de manera más general— con nuestra cultura montañera. Hasta los sesenta del siglo pasado, la venta solo compartía Cotos con el refugio del Club Alpino Español, que se levantó en la década de 1920 y se remodeló después, y con algunos campamentos estivales. Hoy, rodeada del frenético movimiento de los visitantes que vienen y van, las largas colas que esperan el autobús y los atascos ocasionales que se forman algunos fines de semana, se mantiene como testigo de esos otros tiempos, pero también como símbolo de adaptación a los nuevos.