Published On: martes, 19 mayo 2015

CRÓNICAS DESDE NEPAL

Categories: Generales
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Informa Javier Martín de Villa

Nuestro compañero Javier Martín de Villa, quien trabajó con nosotros en la FMM como Director Técnico hace unos años, se ha desplazado a Nepal para colaborar en la zona. Nos envía crónicas desde allí que compartimos con vosotros. Desde Madrid le enviamos todo nuestro ánimo a este gran amigo. 

Para aquellos que queréis colaborar con Nepal, actualmente hay muchas organizaciones y deportistas que recaudan dinero como Carlos Soria o la Fundación Edurne Pasaban. Nosotros ya hemos cerrado la recaudación que teníamos abierta en la Federación y la hemos enviado al país en colaboración con Médicos Sin Fronteras.

{slider=Crónica 1. Sábado 9 de mayo}

Namaste
Esta mañana he visto a Carlos y rápidamente nos fuimos a las colinas cerca de katmandu (3h) a llevar un camión con comida, tiendas, mantas a zonas poco accesibles. Katmandú está poco afectado por el terremoto, esperaba algo mucho peor sin lugar a dudas. Las montañas cercanas sí que están mucho más afectadas, aquí la mayoría de pequeños poblados tienen construcciones derruidas, en alguna como la que estamos hasta el 90% de las viviendas están afectadas. Lo prioritario ahora es construir refugio para el inminente monzón.

En la aldea a la que hemos venido, y en la que hemos dormido una noche, hemos topado con una pareja de ingleses con un proyecto muy interesante que se llama ‘Seven Women’ y trata de escolarizar mujeres en zonas rurales. Ahora mismo están dando abrigo a los más necesitados en estás zonas, una labor increíble. Les hemos dado filtros de agua y guantes de trabajo que les han venido muy bien, pues aquí las mujeres han de andar 2h a por el agua. Se levantan a las 3 de la mañana para ir a por agua y poder atender a sus familias y al campo. Este entorno es maravilloso, cultivos en terrazas de maíz y trigo, ahora están en plena recolección del cereal… A mano con la guadaña.

En fin a nosotros nos tratan demasiado bien, nos ofrecen lo poco que les queda, la hospitalidad es su máxima.

Cuando pueda os contaré más.

Abrazos,

Javi

{/slider}{slider=Crónica 2. Domingo 10 de mayo}

Esperábamos llegar a una ciudad devastada pero la realidad es que Katmandú es una ciudad prácticamente normal, de no ser por la falta de turistas. Por supuesto hay algunas casas derruidas, pero de no haber tenido conocimiento del terremoto uno podría pensar que dichos derrumbes podrían ser debidos a la precariedad de las construcciones.

En Katmandú los suministros están totalmente normalizados y la mayoría de los negocios han vuelto a su actividad (de hecho sólo los conectados con el turismo están afectados por la falta de turistas). Thamel, el área donde se alojan los turistas está muy tranquilo, demasiado, aquí muchos restaurantes están cerrados.

En cuanto se sale de Katmandú las cosas cambian, hay pueblos muy afectados y las aldeas de montaña han sido las peor paradas por la precariedad de las construcciones. Hay gran cantidad de ayuda que llega de múltiples formas al más puro estilo guerrilla, uno no hace más que cruzarse con camiones repletos de provisiones y campos de refugiados con banderas de infinitas organizaciones. L mayor parte son iniciativas pequeñas que van a alguna aldea, evalúan necesidades para luego retornar a Katmandú y adquirirlo, aunque cuanto más te alejas de las carreteras principales menos ayuda llega; por desgracia suelen ser los lugares más necesitados.

Dentro de la terrible desgracia que fue el terremoto, la gran suerte sin duda fue que el seísmo ocurrió durante el día y en plena época de casamientos por lo que la gran mayoría de la población estaba fuera de los edificios. Dicen los locales que eso ha salvado muchas vidas. En la aldea que fuimos ayer estaban en una celebración de boda, lo que salvó a la gran mayoría de la población, por desgracia la nieta del alcalde, de quince meses, descansaba en casa en ese momento, fue la única víctima. Sin embargo la gran mayoría de agricultores han perdido búfalos y gallinas, un pilar fundamental de su economía.

Hay todavía muchas edificaciones en pie o tan sólo medio derruidas, pero la población no se atreve a acercarse, muchos no se atreven siquiera a sacar el maíz almacenado en los precarios tejados.

Por desgracia parece que este año el monzón se está adelantando lo que complica el acceso a muchos lugares y dificulta los trabajos de reconstrucción.

Sin duda hay que quedarse con las sonrisas y el positivismo de los nepalíes, han retrocedido 15 años en su desarrollo pero eso no les impide mirar adelante con esperanza.

Seguiré mandando noticias.

Un abrazote,

Javi

{/slider}{slider=Crónica 3. Lunes 11 de mayo}

Según profundizamos en el corazón de Katmandú nos damos cuenta de las heridas sufridas en el terrible terremoto.

En efecto hay barrios intactos y la ciudad tiene un ritmo casi normalizado pero hoy que ha sido un día de gestiones y preparación de viajes hemos buceado por la ciudad y hemos descubierto muchas heridas que dejarán fuertes cicatrices en la ciudad y que tardarán en sanar.

A las 6 de la mañana hemos paseado por Swayambhunath, también conocido como Monkey Temple, en busca de un poco de energía para afrontar las próximas semanas. La verdad es que ha sido muy duro encontrarnos con el templo tan afectado, yo personalmente no lo conocía pero para Schorsch es un sitio muy especial al cual no falta en cada una de sus visitas a Nepal. Apenas se puede entrar por la cantidad de escombros acumulados en las escaleras, la mayoría de edificios están apuntalados, el monasterio está destruido y muchas de las estructuras están a medio caer. Esto no ha impedido que el templo estuviese lleno de hinduistas y budistas (que comparten en armonía este templo) haciendo ofrendas y rezando, eso sí, ni un solo guiri. Aunque para ellos ha sido un golpe duro por su fuerte carácter supersticioso, dicen que el que los templos estén afectados es muy mal augurio.

Después hemos visitado el centro de inserción y educación de mujeres con discapacidad de ‘Seven Women’ donde nos han explicado su proyecto y donde hemos preparado el viaje de la semana que viene a Betini, donde se llevarán los materiales de construcción, provisiones y también obreros para ayudar a la comunidad local… Nos contaba Ani que Chipling (que es donde estuvimos el sábado pasado) es el pueblo «avanzado» de la zona, así que andaremos 5h más para llegar a zonas mas remotas como Betini donde la ayuda todavía no ha llegado.

Por la tarde Schorsch ha vuelto a Europa y yo he sido acogido por Gyurme Sherpa y su familia (que incluye a Lackpa Sherpa, primer guía titulado de Nepal, con 4 cumbres del Everest). En casa me han preparado Dalh Bat y verduras y me han explicado su experiencia en el terremoto, como estuvieron durmiendo cuatro días en un descampado junto a todo el vecindario pues aunque sus viviendas no fueron afectadas temían las réplicas. De hecho Lackpa estaba en esta casa porque su casa corre el riesgo de ser alcanzada por el inminente derrumbe de la del vecino, aún así ha tenido que volver a su casa pues aquí no hay aparcamiento cerrado para las motos y al parecer en estos últimos días se están produciendo muchos robos. Esto se debe a que Katmandú, en contra de lo que a mí me parecía, está totalmente despoblada pues casi todo el mundo ha vuelto a sus pueblos a ayudar en lo posible, tanto es así que el transporte público de la ciudad se ha suspendido.

Finalmente mañana Gyurme y yo viajaremos alrededor de 10 h hacia el este para llevar a su pueblo natal, Melé Gompa, las tiendas de campaña que acogerán a los monjes alumnos de monasterio para que puedan retomar sus estudios. Esta es una zona recóndita a la que accederemos pasado mañana andando otras 5/7 h, es la zona del bajo Kuhmbu, poblada aún de tigres de bengala. Estoy en sobre aviso pues me han dicho que sólo se come Dalh Bat y se bebe té de mantequilla… Ahhh y que me lleve papel higiénico, debe ser por lo del tigre de bengala pues ya me he cagado encima… El cabrón de Schorsch dice que no voy a durar ni el primer vaso de agua antes de que me dé diarrea… Yo por si acaso me llevo mi buen salchichón y mi hogaza de pan de centeno alemán que trajo Schorsch, «vayamos a poyas» como bien dicen mis conciudadanos. En fin, ahora estaré unos días desconectado así que ya os contaré más a la vuelta… Como la experiencia de Lackpa Sherpa en el campo base del Everest durante el terremoto, o la de Norbu Sherpa, al que le costó cuatro días volver al mundo civilizado en constante peligro de muerte por desprendimientos.

Un abrazo fuerte,

Javi

{/slider}{slider=Crónica 4. Domingo 17 de mayo}

Viaje a Mele Gompa

Ahora ya sé dónde está el culo del mundo… Muy lejos, pero también sé que es un sitio acojonante.

Partimos de Katmandú a las 6 de la mañana en lo que iba a ser un viaje muy largo, paramos a comer en una aldea de mala muerte donde comimos un Dalh Bat… Sin cubiertos ni gilipolleces para turistas… Pensé que no sobreviviría a la comida pero sin problemas… Acababa de entrar en el auténtico Nepal sin darme cuenta. Tampoco me di cuenta de que la tierra temblaba bajo nuestros pies hasta que vi un deslizamiento de tierra, otro, y otro, joder…»¡Para el coche que se nos viene encima!» Las vibraciones del coche en la horrible carretera de montaña habían ocultado el seísmo. «¡Ha sido de los gordos!», gritaba un niño, «yo creo que entre el primero (7,8) y el segundo (7)». No veas con el chaval, le tienen que contratar en el Instituto Geográfico Nepalí: al final el seísmo fue de 7,4. Estudiamos la situación y decidimos seguir adelante puesto que ya habíamos pasado las zonas más expuestas.

Apenas 15 minutos después otra vez la misma historia, pero esta vez me impresionó ver a la gente correr llorando desesperada para ver si sus casas habían aguantado. Esta zona fue algo menos afectada por el primer terremoto pues el epicentro estaba lejos, pero esta vez el epicentro estuvo apenas a unas decenas de kilómetros al norte.

Luego me enteraría que a los monjes (niños) que habían bajado hasta donde acaba la carretera para ayudarnos con la carga les había cogido a mitad de camino en medio de una zona expuesta. Fueron horas complicadas para el profesor que esperaba en la escuela donde las comunicaciones apenas funcionan.

Finalmente tras 10 h y bastantes complicaciones por cortes en la carretera llegamos al final de la jornada. Yo esperaba encontrarme con un ejército de fornidos monjes Sherpas que nos ayudasen a llevar los mas de 150kg de material que llevábamos, en vez de eso me encontré con el ejército de Pancho Villa, formado por 4 niños de entre 10 y 17 años vestidos de monjes, parecíamos la pandilla basurilla. Gyurme se encargó de buscar un sitio para pasar la noche y es que resulta que aquí no se llevan los ‘bed and breakfast’ si no más bien los ‘dinner and bed’, pues pagando la cena (2€) tienes derecho a utilizar las camas… Pero tampoco esperéis que sea el palacio de oriente… A mí me ha salido a 10 céntimos la picadura de pulga, y eso que dormí en el suelo y en mi saco a la vista del panorama, pero parece que las pulgas estaban hambrientas de género ibérico… En fin que nos dispusimos a preparar los fardos para subir al monasterio y a mí no me salían las cuentas pues siendo 6 tocábamos a 30 kilos por barba… Yo preparaba paquetes pequeños y le decía a Gyurme que cómo íbamos a cargar a semejantes canijos… Él les preguntaba y con su orgullo Sherpa me decía que confiaban plenamente en poder cargar mucho más cada uno y venga a echar material, al final me tuve que pelear con ellos para que no cargasen tanto y dejamos tres fardos abajo para que alguien los recogiese al día siguiente. Yo por mi parte me cargué a tope para conseguir subir las tiendas que era lo fundamental para que pudiesen dormir los monjes.

Al día siguiente partimos a las 5 de la mañana para evitar el calor en la subida, que según Gyurme nos llevaría entre 6 y 8 horas. Salimos sin desayunar y al principio parábamos cada media hora, lo cual era razonable teniendo en cuenta la carga. Si les preguntabas cómo iban te decían que perfectamente, pero sudaban como pollos y bufaban que daba gusto así que al más pequeño le cogí parte de su carga… Muy a regañadientes, por supuesto. A las 9 paramos a desayunar patatas asadas y zumo de mango, 1,10€ por las papas de todos… Los monjes estaban indignados pues decían que nos habían timado, que ellos no habrían pagado mas de 85 céntimos, es lo que tiene ir con un rubio por la vida… Que todo sale más caro, ya habíamos remontado casi 1000 metros de desnivel y merecíamos el descanso y la comida.

A partir de aquí el camino se hizo penoso por el calor, los pobres sherpas tenían que parar cada 10 minutos porque no podían y ni siquiera habíamos llegado a la mitad de camino. Gyurme nació aquí y creció cuidando los yacks de su familia hasta que una beca de una ong alemana le permitió ir a Katmandú a estudiar, apenas sabía escribir y sólo hablaba Sherpa, no nepalí. A día de hoy es bilingüe en nepalí e inglés y se va a licenciar en economía este año, si es que reabren la universidad tras el terremoto. Pero lo cierto es que, como dice mi amigo Frederic, el pobre se ha ‘hamburguesado’, en Katmandú y, aún siendo el que menos peso cargaba (menos que el niño de 10 años), se quedaba siempre rezagado y buscaba cualquier excusa para parar. Tras el desayuno tuve que darle una barrita energética pues dijo que las papas le habían hinchado el buche pero que no le habían dado energía… Pero lo mejor vino cuando ya casi llegando dice que sólo quedaban dos paradas cortas y llegábamos… En la primera de las paradas cortas se quedó dormido media hora… Al fin tras 11h y 2000 m de desnivel llegamos a Mele Gompa.

La visión era desoladora, el monasterio estaba derruido casi por completo, ninguno de los 6 edificios aguantó loa terremotos. El profesor y el cocinero dormían en el invernadero y los estudiantes estaban en sus casas… Algunas a 4 jornadas andando. Montamos las tiendas y tan sólo por ver las caras de los niños había valido la pena, ahora ya tienen un sitio donde dormir y pueden volver a estudiar.

El gobierno nepalí ha priorizado la ayuda a las familias así que ha cerrado las escuelas y ni está aportando ayuda así que los niños no pueden estudiar.

El jueves por la mañana lo dedicamos a terminar de montar tiendas y a sacar las cosas de valor de los edificios… Cuando estaba desmontando ventanas, una réplica nos sorprendió dentro de uno de los edificios… ¡Menudo susto! Por suerte fue suave. Lo que más me sorprendió fueron las prioridades del profesor a la hora de sacar cosas, lo primero los cristales, a parte de ser muy valiosos en un sitio tan remoto, el profesor me dijo que si se rompían sería terrible para los alumnos que van la mayoría del tiempo descalzos. Luego desmontamos todos los cables, casquillos, enchufes, etc., para poder volver a poner en marcha los paneles solares. Sacamos los documentos más importantes y el resto dijo el profesor que ya vería como se apañaría para sacarlo.

El viernes caminamos otras 4h para llevar una de las tiendas al monasterio se Kilkording, borrado del mapa por completo. Ahí nos recibió el lama que nos agradeció personalmente la ayuda y nos bendijo con una ceremonia especial… Aunque la verdad es que fue algo surrealista pues como el monasterio se había venido abajo nos recibió en una casa de algún paisano con cortinas de hello kitty y pósteres de elefantitos…

Al volver a Mele Gompa ya habían llegado casi todos los alumnos que vivían cerca y se habían enterado que ya tenían alojamiento. Encendimos una gran hoguera y lo celebramos con café!!!

Ya sólo quedaba la vuelta a Katmandú, otras 4h de bajada el sábado, al llegar abajo y pedir la cena otra réplica nos hizo salir disparados del edificio, el paisano, que no se fía ya de nada, ha montado en el jardín una carpa donde duermen familia y huéspedes.

El domingo lo hemos dedicado a volver en autobús a Katmandú, 10h de música local al más puro estilo cumbia, vómitos colectivos, pinchazos varios, cientos de conatos de accidente… en fin lo normal en estos viajes. Hemos aprovechado para bajarnos en Bakthapur y ver los daños que han causado los terremotos en esta ciudad, considerada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. La verdad es que el centro histórico está muy afectado y multitud de edificios con siglos de historia se han venido abajo… Una pena.

Mañana toca reunirse de nuevo con ‘Seven Women’ para ver como planteamos la semana…

Un abrazote desde Katmandú,

Javi

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 Imágenes en www.facebook.com/FederacionMadrilenaMontanismo

 

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