Published On: martes, 10 septiembre 2019

8.848 CLAMA EVEREST

Categories: Editoriales
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Por Jorge M. Mier

La muerte de uno de los más aclamados exploradores del siglo XX provoca que su nieto, el alpinista estadounidense Henry Robert Stefansson, se encuentre inesperadamente bajo la mirada de los medios de comunicación. Esto, unido a una serie de eventos encadenados por el destino, llevará a Henry a intentar pisar la cumbre del Everest el 25 de diciembre.

Por primera vez, tendrá que afrontar los desafíos de la montaña libre de la sombra de su abuelo. Esto le obligará a buscar dentro de sí mismo para entender su profesión bajo sus propios términos. Además de enfrentarse a los cambios que esta actividad ha traído a su vida: la fama, el ego, la muerte de un amigo… Encontrará en ese viaje una conexión con el pueblo sherpa que nunca había tenido.

8.848 Clama Everest es la historia de un hombre que nació para perderse entre las montañas y que de pronto se encuentra solo. Contada desde diferentes miradas, nos llevará a percibir la aventura desde distintos prismas. Su ascenso será una lucha interna, un enfrentamiento con su pasado y un conflicto entre dos formas de comprender el alpinismo. En esa batalla encontrará su lugar en el mundo y asumirá una responsabilidad que lo hermanará con sus compañeros para siempre.

«Una novela bellísima que refleja lo que está ocurriendo en el alpinismo actual: invernales, rapidez, la ambición, la presencia de los medios de comunicación… y también mucho de lo que siempre ha movido a los alpinistas a subir montañas», comentaba Ramón Portilla sobre el libro que recibió el Premio Desnivel de Literatura 2018.

Abrimos 8.848 Clama Everest por su página 18:

«El abuelo solía decir que un buen montañista es aquel que sabe darse la vuelta.

Un pico se conquista decía, no cuando se corona su cima, sino cuando se plantan los pies de nuevo en el campamento. Subir es solo la primera mitad del viaje y la más sencilla. Es cuando llegas arriba que la montaña te ataca, dejándote que le pisotees la cabeza y te sientas el rey del mundo, para luego zarandearte mientras bajas de regreso a sus pies, ¡a tu sitio! Juega con tu mente, torturándote día y noche con la obsesión por llegar, ¡por subir! Entonces, en el momento en que por fin alcanzas la cima, te deja creer que está todo dicho, que has cumplido con tu objetivo, que la has vencido.»

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