Published On: martes, 3 mayo 2016

CARLOS SORIA HACE CIMA EN EL ANNAPURNA CON 77 AÑOS

Categories: Alpinismo
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Es el alpinista de más edad que alcanza esta cima

A las 5:45 h (hora española) del domingo 1 de mayo llegaba la noticia: Carlos Soria alcanzaba la cima del Annapurna (8.091 m.) a sus 77 años, un ochomil con fama de ser el más peligroso por el gran riesgo de avalanchas que afrontan quienes lo ascienden.

La expedición BBVA iniciaba la marcha final desde el Campo 4, situado a 7.100 m, sobre las 19.30 h (15:45 hora española). Las previsiones recibidas indicaban que durante la noche pararía la nieve y quedarían nubes altas, con vientos por debajo de los 20 km/h. Tras más de 13 horas de ascensión Carlos Soria y el equipo, formado por Carlos Martínez y Luis Miguel López Soriano, llegaban a la cima del Annapurna. Acompañados por su amigo Mikel Sherpa, iniciaban el descenso hacia el Campo 4; el día 2 de mayo a las 20:00 h el equipo estaba de regreso en el campo base.

Con esta cumbre, Carlos Soria da un paso más para completar su reto de realizar los 14 ochomiles y convertirse en el montañero de más edad en hacerlo. Sólo le faltarían Shisha Pangma y Dhaulagiri.

Carlos Soria es el único alpinista que ha escalado 11 montañas de más de 8.000 metros después de cumplir los 60 años, y es la persona más veterana en la historia que ha ascendido con éxito al K2 (65 años), Broad Peak (68 años), Makalu (69 años), Gasherbrum I (70 años), Manaslu (71 años), Lhotse (72 años), Kanchenjunga (75 años) y Annapurna (77 años). 

[magen: Carlos Soria en el campo base del Annapurna antes de ascenderlo el día 1 de mayo 2016 (© Expedición BBVA)]

{slider=Carta de José Luis Rubayo, presidente de la Federación Madrileña de Montañismo, a Carlos Soria}

Querido Carlos.
Me permito escribirte estas palabras en mi triple condición de amigo, peñalaro y presidente de la Federación Madrileña de Montañismo y en la certidumbre de que será bien recibida, habida cuenta de que está escrita desde el sentimiento.
No puedo decir que esté contento, con tu última ascensión al que supone tu duodécimo ocho mil; estoy exultante de alegría como creo que estamos todos los que te apreciamos como amigo, como persona y como deportista. Nadie mejor que nosotros para saber lo que representa para ti y tu familia y de rebote para nosotros, los alpinistas y el deporte español en general.
No me cabe duda de que Rafa Nadal, que por cierto le tengo en muy alta estima como persona y como deportista, tiene méritos suficientes para ser el abanderado español en la próxima olimpiada, pero si el abanderado debiera ser el deportista español más descollante de la última década, aunque sea desconocido para el gran público, no me cabe la menor duda de que ese serías tú. Permíteme que me pueda la pasión.
Es un honor como deportista y amigo haber realizado alguna escalada contigo, siempre difíciles y exigentes y siempre con velocidades más que aceptables. Alguna vez he pensado que esto de los rallys de escalada, ahora tan de moda, los inventamos tú y yo aquella vez que hicimos el, hoy prohibido, diedro Biafra de la Torre Cabriel.
Cuando vi la noticia en el telediario la otra noche empecé a dar saltos como si hubiéramos ganado la Copa de Europa los dos juntos, mi nieto que estaba a mi lado, pensó que me había vuelto loco, pero a mi alegría le siguió un gran cabreo. Tu noticia la despacharon en veinte segundos, como si hacer lo que habías logrado fuera algo tan sencillo como ir a comprar el pan con el único hándicap de que lo había hecho un señor mayor. A continuación se recrearon con doce minutos para aclararnos si dos futbolistas de postín podrían jugar el próximo partido de liga por sus lesiones, como si la hazaña fuera equiparable.
Gracias Carlos, muchas gracias por mostrarnos que con humildad, sacrificio, planificación y sentido común hayas llevado las barreras del ser humano a unos límites absolutamente estratosféricos. Haber escalado diez ochomiles después de haber cumplido los sesenta años es simplemente de marcianos, pero haber subido el Annapurna con 77 años, es de otra galaxia. Esta marca perdurará más que los 8,90 metros de Bob Beamon de la Olimpiada de Méjico.
El solo pensar en planificar una expedición con todas las penalidades que eso conlleva da vértigo, así que plantarse los catorce es de….. (lo siento se me han acabado los adjetivos).
Estoy seguro que lo conseguirás, ahora más que nunca; cuentas con el apoyo y el aliento de toda la comunidad alpina y me atrevería a decir de toda España montañera o no.
Ah! Y te sentimos madrileño, por más que los periódicos, en un afán por demostrar que están informados, digan que eres abulense, lo cierto es que la vaca es de donde pace, así que te sentimos madrileño por los cuatro costados. No sé quién es más castizo, si tú o tu amigo Antonio Riaño, con el que empezaste hacer tus primeras correrías por las montañas madrileñas.
Para mí, para todos los miembros de nuestra Federación Madrileña de Montañismo eres un orgullo y un ejemplo a seguir y solo quiero que los hados te cuiden un poco más y te dejen acabar con esta bendita locura en la que te hayas enfrascado.
Recibe un afectuoso abrazo.
JOSE LUIS RUBAYO
Simplemente admirador.

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