Mejoras en la actividad muscular del tronco y en el rango de movimiento del hombro
La práctica deportiva es fundamental para la prevención de múltiples enfermedades, y no solo eso, sino que, guiado y pautado por un profesional, también es beneficioso para la recuperación cuando se padece cáncer, evitando los principales efectos secundarios del tratamiento, o las comorbilidades. Esto es lo que sucede con las pacientes de cáncer de mama y la marcha nórdica (MN), ya que este deporte es una de las mejores terapias para las personas que tienen o han tenido cáncer de mama. No solo puede reducir los efectos secundarios del tratamiento, sino que también puede aumentar la supervivencia de las pacientes, según apuntan los estudios.
La marcha nórdica consiste en andar con unos bastones especialmente diseñados para el desarrollo de esta actividad física, con el objetivo de optimizar el esfuerzo físico realizado en el movimiento bio mecánico de nuestro cuerpo al andar, según la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME). Desde la FEDME explican que esto se consigue gracias a la implicación del tren superior (brazos, hombros, espalda) que se suma a las piernas y cadera aumentando la eficacia del desplazamiento, aumentando la velocidad y realizando más kilómetros a la hora que en condiciones normales, o bien también, fatigándose menos en una misma distancia recorrida dado que el esfuerzo queda más repartido, haciéndolo en distintos grupos musculares.
Como explica Cristina González Castro, experta en ejercicio y cáncer y en marcha nórdica, en su página web, en supervivientes oncológicos los estudios realizados se centran en cáncer de mama resultando en mejoras en la actividad muscular del tronco y en la postura. «Igualmente, otro estudio encontró un aumento del rango de movimiento del hombro afectado por el tratamiento (rotación externa, abducción y flexión frontal) tras 10 sesiones supervisadas de marcha nórdica».
«La MN presenta ciertas ventajas que lo hacen una intervención susceptible de facilitar la superación de las barreras al ejercicio físico existentes en supervivientes oncológicos: está asociado a un bajo índice de esfuerzo percibido, genera buena adherencia y es de fácil aprendizaje e implementación», subraya González en su blog.
Para Marcelino López, vocal de marcha nórdica de la Federación Madrileña de Montañismo (FMM), «los beneficios que puede tener realizar este tipo de marcha nórdica entre aquellas mujeres que, por desgracia, tienen este tipo de patología, están relacionados con el incremento de la resistencia muscular en las extremidades superiores sin incidir en un mayor riesgo de linfedema y mejorar la movilidad del hombro«. «Además, el buen aprendizaje de la técnica favorece y mejora el retorno venoso y la circulación linfática«.
Todo ello es importante teniendo en cuenta que el cáncer de mama es el tipo de cáncer más común, con más de 2,2 millones de casos en 2020, según la Organización Mundial de la Salud (OMS); cerca de una de cada 12 mujeres enfermarán de cáncer de mama a lo largo de su vida, y además, es la principal causa de mortalidad en las mujeres. En 2020, alrededor de 685.000 mujeres fallecieron como consecuencia de esa enfermedad.
Desde la FMM estamos comprometidos con el deporte como forma de prevención de distintas enfermedades y mejora de la calidad de vida.