11 de diciembre, Día Internacional de las Montañas 2021
Desde la Federación Madrileña de Montañismo (FMM) celebramos el Día Internacional de las Montañas, en el día 11/12/2021, una efeméride reconocida internacionalmente por la ONU, como por todas las instituciones nacionales y locales que trabajamos en este maravilloso entorno. Es nuestro deber, conocer sus valores y fragilidad, para conservar y mejorar este medio natural, que tanto nos da sin pedirnos nada.
El principal hito se remonta a 1992, cuando se promulgo el documento «Ordenación de los Sistemas Frágiles: Desarrollo Sostenible de las Zonas de Montaña» (capítulo 13). Después fue incluido en el Programa 21, un plan de acción sostenible promovido por Naciones Unidas y su Asamblea General declaro 2002 Año Internacional de las Montañas, factor que impulsó, en 2003, a celebrar el primer Día Internacional.
Las zonas naturales montañosas, junto con los polos, son la primera línea de información y experimentación para controlar la influencia del cambio climático en el planeta. Los glaciares, las nieves perpetuas y los bosques de montaña, nos llevan décadas avisando de lo que ahora ya es reconocido por todos y muchos montañeros ya habíamos constatado. Y no hace falta ir a los polos, en nuestro cercano, entrañable y muy querido Macizo de Peñalara, donde antes hubo neveros casi perpetuos, hasta los años 70 del siglo pasado, hoy crecen plantas de frambuesas, casi todo el año y los pinos están alcanzado la línea de cumbres.
La conservación del medio natural montañoso resulta clave y así queda recogido en el Objetivo 15 de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible). La FMM es muy consciente de ello, estamos plenamente comprometidos con el cumplimiento de estos ODS e implementando sistemas para su desarrollo y perfeccionamiento en nuestros ámbitos, con seguimiento y auditorías regulares.
El turismo sostenible en las montañas, tema para este 2021
El turismo y las actividades deportivas del montañismo, realizadas moderadamente y en equilibrio con el medio natural, en las montañas, pueden contribuir a consolidar o atraer poblaciones en el mundo rural vaciado de jóvenes y en especial mujeres, que no encuentran un medio de vida donde nacieron o están en disposición de emigrar a estos lugares donde puede haber mejor calidad de vida que en las ciudades. Además, la conservación del paisaje y la diversidad biológica, tendrán mejor garantizada su continuidad, con el acercamiento y conocimiento de toda la población ciudadana, y sus estancias temporales en este medio. Es una forma, de sobra probada, para preservar el patrimonio natural, cultural y tradicional.
Pero debemos tener mucho cuidado en evitar el uso público abusivo y masivo, procurando no saturar siempre los mismos lugares. Y de manera especial, deberíamos aplicar la premisa, inherente a todo montañero, de intentar dejar todo con la mínima huella posible y mejor de como nos lo encontramos. A todos nos gusta llegar a lugares vírgenes, incólumes y prístinos, lo cual cada vez es más difícil, pero sí que podemos dejarlos de tal manera para que a quien llegue detrás le pueda parecer que es el primero en descubrirlo.
Los montañeros tenemos el conocimiento y la sensibilidad, por tanto, la obligación, de ser los primeros garantes y ejemplos en la conservación de este medio natural. Pero lo debemos demostrar día a día, paso a paso, excursión a excursión, escalada a escalada y con nuestro ejemplo continuado. Si no lo hacemos correctamente, en algún momento podemos sufrir las consecuencias de encontrarnos un medio natural cada vez más deteriorado y ver nuestras actividades más reguladas y restringidas, poniendo cortapisas a nuestro disfrute tradicional de las montañas.
Como en todas las crisis, ahora tenemos una gran oportunidad para reinventar el turismo y los deportes de montaña, procurando mitigar mucho más sus impactos en los recursos naturales y en los medios de vida locales, mejorando la gestión de los mismos, encaminándolos hacia un futuro más resiliente, más ecológico y más inclusivo.
José Luis Rubayo, presidente de la FMM.