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Published On: jueves, 3 julio 2025

EL RINCÓN DE LA PEDRIZA: MUSEO DE ESCALADA

Categories: Blog, Escalada
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La creación de un Museo de la Escalada en el Punto de Información de las Casas Forestales de Canto Cochino en Manzanares El Real, en pleno corazón de La Pedriza, responde a un objetivo principal y multifacético: preservar, divulgar y celebrar el valioso patrimonio histórico, cultural y deportivo de la escalada en este emblemático macizo granítico, considerado una de las cunas de este deporte en España.

Salvaguardar la Memoria Histórica: El objetivo primordial es evitar que la rica historia de la escalada en La Pedriza, forjada a lo largo de más de un siglo, se pierda. Esto implica recopilar, catalogar y conservar material histórico de incalculable valor: desde el equipamiento rudimentario de los pioneros (botas, clavijas, cuerdas de cáñamo) hasta fotografías, croquis originales, documentos y testimonios de las figuras que abrieron las rutas legendarias.
Función Didáctica y Educativa: El museo busca ser un centro de aprendizaje para todas las generaciones. Pretende enseñar a los visitantes, tanto escaladores como público general, la evolución de las técnicas, los valores del montañismo (respeto por el medio ambiente, compañerismo, superación) y la singular geología de La Pedriza. Es una herramienta para conectar a los más jóvenes con las raíces de este deporte.

Punto de Encuentro para la Comunidad: Se concibe como un espacio de reunión y un referente para la comunidad escaladora. Un lugar donde veteranos y nuevas generaciones puedan conectar, compartir experiencias y mantener vivo el espíritu «pedricero». Albergará charlas, proyecciones y exposiciones temporales que dinamizarán la vida cultural del municipio.
Impulso al Turismo Sostenible: El museo se proyecta como un atractivo turístico de calidad, que va más allá del «sol y playa». Busca atraer a un visitante interesado en la cultura, el deporte y la naturaleza, generando un impacto económico positivo en Manzanares El Real y su comarca, pero siempre desde una perspectiva de sostenibilidad y respeto al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, donde se enclava La Pedriza.

Reconocimiento a los Pioneros: Es un homenaje explícito a todas las personas que, con audacia y pasión, exploraron el laberinto de granito y convirtieron a La Pedriza en un referente mundial de la escalada de adherencia. El museo da nombre y rostro a esas historias de aventura que, de otra manera, quedarían en el olvido.
En definitiva, el Museo de la Escalada no es solo un contenedor de objetos antiguos, sino un proyecto vivo que busca consolidar la identidad de La Pedriza como un lugar mítico, asegurando que su legado inspire a las futuras generaciones de amantes de la montaña.

100 años de cortejo al granito en el corazón de Madrid.

Desde principios del siglo XX, las caprichosas formas de granito de La Pedriza han sido el campo de juegos y el laboratorio de los montañeros de Madrid. Lo que comenzó como un refugio para naturalistas y bandoleros pronto se convirtió en la cuna de la escalada madrileña, un lugar donde cada risco y cada placa susurran historias de audacia y evolución.
Los orígenes de esta pasión vertical se remontan a pioneros como los hermanos Kindelan, quienes a principios de siglo exploraron sus recovecos y bautizaron riscos. La inauguración del Refugio Giner de los Ríos en 1916 por la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara marcó un antes y un después, proporcionando un campo base para una exploración más sistemática de este laberinto de roca.
El primer gran hito que resonó en las paredes de «La Pedri» llegó en 1935. Teógenes Díaz, Ángel Tresaco y Juan Bautista Mato lograron la primera ascensión a la cara sur del Pájaro, un logro que hoy se considera una de las escaladas más emblemáticas de la Sierra de Guadarrama y que abrió la veda a la conquista de las grandes paredes.
Los años 60 y 70 fueron la «edad de oro» de la escalada clásica. Nombres como César Pérez de Tudela o Pedro Antonio Ortega «El Ardilla» dejaron su impronta abriendo vías que hoy son legendarias. Utilizando técnicas de escalada artificial, superaron placas que parecían imposibles, en una época donde la valentía a menudo suplía la escasez de medios. La Pedriza se ganó a pulso su fama de escuela de «adherencia», donde la confianza en los pies y el equilibrio mental lo son todo.
Con la llegada de los años 80 y 90, la escalada deportiva revolucionó el panorama. La mentalidad cambió: ya no se trataba solo de subir, sino de cómo subir. Las viejas y tediosas vías de artificial comenzaron a «liberarse», es decir, a escalarse en libre, sin más ayuda que la fuerza y la destreza del escalador. Este movimiento, impulsado por una nueva generación de escaladores, elevó la dificultad hasta límites insospechados.
Hoy, La Pedriza es un crisol donde conviven todas las modalidades. Desde las rutas clásicas de autoprotección que recorren sus riscos más icónicos, hasta las vías de deportiva extrema que alcanzan el noveno grado, como «Out of time» (9a). Sigue siendo esa escuela divertida y exigente que atrae tanto a nostálgicos como a las nuevas generaciones de «pedriceros», manteniendo vivo el espíritu de aquellos locos visionarios que vieron en un mar de granito un océano de posibilidades.

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